Ella había soñado con besos que quemaban, con
húmedas noches de luna de miel bajo el calor y el brillo de Las Vegas. En lugar
de eso, ahí estaba Gina, en la ribera de un arroyo junto a una montaña helada,
a kilómetros de la civilización, y observaba a su "nuevo" marido.
Muchos de los que se casan de prisa deben
arrepentirse también muy de prisa. No obstante, Gina estaba muy segura. Sorda a
toda advertencia, ella había aceptado casarse con Bruce Kenyon, después de
conocerlo apenas durante una semana. Había volado a reunirse con él. Sin
embargo, tan pronto llegó, nada había salido bien. Y ahora ella sabía por qué.
Ella había sido víctima de un rapto. Ella era la prisionera de Jonathan, el
hermano gemelo e idéntico a Bruce. Había sido engañada, había caído en una
trampa tendida por un desconocido. ¡Ella se había casado con el hombre
equivocado!
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