domingo, 3 de noviembre de 2013

El secreto del magnate

Aquellas fiestas les reservaban una gran sorpresa…
Para su sorpresa, la decoradora de interiores Paige Halliday recibió un regalo de un misterioso benefactor. Aunque fue Sam Balfour, el atractivo desconocido que le hizo entrega del mismo, el que la dejó sin palabras.

Paige nunca se había sentido tan atraída por un hombre, y mucho menos por uno que se negase a revelarle la verdad. Ya había conocido a algunos playboys como él y, aunque tenía claro que no se iba a dejar manipular, podía dejar que Sam la mimase… un poco. Al fin y al cabo, pensaba ser capaz de disfrutar de él sin encariñarse demasiado. Pero el destino parecía tener otros planes para ambos.Serie obsequios de un millonario

Millonario de incógnito

Las mentiras podrían arrebatarle lo que más quería
El plan de Libby Jost de salvar la residencia familiar acababa de topar con un obstáculo: un atractivo desconocido llamado David que tenía un lado muy generoso y una gran habilidad para distraerla. ¿Y cómo iba a concentrarse si él le hacía perder el sentido con un simple beso?
El millonario David Halstrom deseaba algo que era de Libby. Debería haber sido un negocio muy sencillo… pero entonces él mintió. Ahora, en un torbellino de pasión y de sábanas de hotel, esa pequeña mentira podía costarle lo único que nunca podría comprar: el amor de Libby.

Sueños hechos realidad

Emily Raines sabía que Cole Preston no quería que ella interfiriera en su familia. Un hombre como Cole no podía creer que Emily fuera tan inocente como decía ser y, por eso, cuando intentó seducirla, lo hizo con un motivo oculto: revelar sus verdaderas intenciones.

Emily estaba dispuesta a seguirle el juego, pero no iba a permitir que descubriera nada que ella no quisiera compartir con él. Quizá fuera ella la que hiciera que Cole abriera su corazón a todo tipo de posibilidades…

Una Semana para el Placer

Una semana de placer sin ningún tipo de compromiso…
La enfermera Becca Jameson había pasado varios meses trabajando codo con codo con el doctor Seth Andrews en un pequeño hospital africano, con falta de personal y de fondos. No había podido evitar enamorarse de Seth, un hombre muy atractivo y un médico brillante.

Ahora, de vuelta en Filadelfia, él tenía la arrogancia de proponerle una breve aventura sin ataduras. ¿Cómo se atrevía? Y, lo peor, ¿cómo podría rechazarlo ella?

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