martes, 25 de noviembre de 2014

El mercenario

Él era un noble guerrero, ella su esposa por decreto

Brice Fitzwilliam por fin recibió su recompensa: el título y las tierras de Thaxted. Sólo le faltaba reclamar a la esposa que le había sido prometida. Pero Gillian de Thaxted no quería ser el premio de ningún hombre. No se sometería al poderoso físico y a los ojos penetrantes de aquel caballero, a pesar de que sus brazos la envolvieran por las noches.


Brice pensaba que complacería a su esposa por obligación, pero se iba a convertir en un placer nocturno también para él. Se arriesgaría a perder la armadura que rodeaba su corazón si sucumbía a los encantos de esa bella mujer.

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