domingo, 30 de agosto de 2015

La Esposa del Jeque



     Anna se despertó en el hospital, confusa. Descubrió que era madre de un recién nacido... y esposa de un desconocido de gélida mirada. Pocas horas después de con­templar a Ishaq Ahmadi en Londres, se encon­tró en su casa del desierto, la cual le resultaba misteriosamente familiar y a la vez descono­cida. 
   En el palacio residencial no había prueba alguna de un matrimonio feliz. No había  foto­grafías. Ni ropa adecuada para una figura esbelta como la de Anna. Tampoco había con­fianza, como evidenciaban las interminables preguntas de Ishaq. Lo único que había era la relación primitiva y pasional que mantenían ellos... y, por supuesto, el bebé. Anna pronto descubrió que no debía creer nada acerca de su matrimonio...

La Princesa Perdida

Tenía que llevarla a su país, pero lo que realmente quería era quedársela para él solo...

La misión era sencilla; sólo debía encontrar a la desaparecida princesa de Bagestan y devolverla a su país ahora que su familia había recuperado el trono. Pero cuando la encontró, el jeque Sharif Azad al Dauleh se quedó prendado de la seductora sonrisa de la princesa Shakira y del aura de misterio que la rodeaba. Ella era todo lo que siempre había creído que no deseaba en una mujer, y sin embargo sabía que junto a ella tendría una vida llena de pasión.

Un Mundo de Sensacione


Primero descubrieron la pasión, después encontrarían el amor…
Sólo se habían visto una vez, pero durante ese único encuentro, Jalia Shahbazi se había dado cuenta de que la vida que ella deseaba estaba en peligro. Así que huyó del país del que era princesa y regresó a Europa, donde podía ser ella misma y no la presa del hombre al que el pueblo llamaba el Halcón: el jeque Latif Abd al Razzaq Shahin. Y cuando vio que era imposible mantener la distancia, utilizó la única arma de que disponía. El anillo de otro hombre.

Pero Latif descubrió la mentira y supo que no había otro hombre, del mismo modo que adivinaba la pasión contenida de aquella mujer…

La princesa en el Paraiso

Después de descubrir que su prometido la había traicionado, la princesa Noor escapó de su propia boda y acabó en una isla desierta acompañada ni más ni menos que por el hombre del que trataba de huir. Pero no tardó en descubrir que ni siquiera un miembro de la realeza como ella podía negar lo que sentía por el sexy jeque Bari al Khalid.

A medida que las horas que pasaban en aquella isla fueron convirtiéndose en días, Noor supo que sería imposible resistirse a la pasión que había entre ellos, a pesar de las consecuencias que aquello pudiera tener en el futuro.


Estaba en una isla desierta con un guapísimo jeque...

La Princesa Perfeta

Por fin, el jeque Jalal había sido reconocido príncipe y heredero. Ahora, ya podía reclamar lo que era suyo: tierra, título, trono... y una princesa. Clio Blake, la mujer que lo había hechizado, luchaba contra él como una leona, pero Jalal no estaba dispuesto a renunciar a ella.
Clio Blake no pertenecía a ningún hombre... ni era la princesa de ningún país. Y jamás entregaría su corazón a alguien con el pasado de Jalal. Entonces, ¿por qué no podía resistir sus deliciosos y exigentes besos? ¿Y por qué temblaba cada vez que pensaba en el príncipe bandido... amándola, poseyéndola?


La Tentación del Jeque

Tras una noche de amor primitivo y electrizante con el jeque Arash Khosravi, Lana Holding no había vuelto a soportar que otro hombre la tocara. Separados por las circunstancias, creía que no volvería a verlo. Pero su reunión fue amarga porque el orgullo y el sufrimiento habían convertido al atractivo jeque en un hombre tan frío como la tormenta de nieve de la que intentaban refugiarse...

Arash había arriesgado toda su fortuna para salvar a su adorado país y, por lo tanto, no tenía nada que ofrecerle a Lana. Pero estar a solas con aquella belleza era demasiado tentador para su noble resistencia y, rindiéndose a la mujer que era su tormento y su delirio, prometió hacerla suya para siempre. Pero, ¿podría convertirla en su esposa cuando no tenía nada que ofrecer, excepto a sí mismo?

Mi Querido Jeque

El jeque Rafi podía tener un harén de mujeres... pero quería a la bellísima Zara Blake. Y justo cuando iba a robarle su primer beso, fue secuestrada por su enemigo.
Zara no podía creérselo: ¡la habían raptado! Y su secuestrador era un bandido peligroso...

Rafi apareció con un plan de rescate y la promesa de que se casaría con ella después de liberarla. ¿Era una trampa para presionarla... o la única forma de volver a los brazos de su amado jeque?

El Jeque Solitario


El corazón del príncipe Omar era tan estéril como el desierto... hasta que la encantadora Jana Stewart, la tutora de sus hijas, tentó la cansada alma del viudo como si fuera un oasis. Aunque el poderoso príncipe ansiaba desesperadamente a Jana, se resistía, creyendo que el amor era solamente un espejismo.

Jana quedó cautivada por el jeque y supo de la secreta necesidad que sentía de que lo amaran... ¿Podría ella devolverle su fe en el amor y hacer que el solitario jeque nunca más volviera a estar solo?

La Joya mas Presiada


La más preciada joya de la corona había desaparecido, y el príncipe Karim estaba dispuesto a recuperarla a cualquier precio. Y su mejor baza era, sin duda, Caroline Langley. Disfrazado, la llevó hasta su palacio y la hizo prisionera. Pero los encantos de la joven extranjera iban a despertar en él una pasión inesperada y el deseo de poseerla en cuerpo y alma.
Caroline no pudo resistirse a los encantos del príncipe y se dejó llevar como nunca lo había hecho, pero la traición hacía que su sueño se convirtiera en pesadilla...


La Novia del jeque



EL SECUESTRO

En un momento Alinor Brooke estaba caminando por el pasillo, y al siguiente estaba siendo arrastrada a los brazos de un apuesto jeque. Cuando el príncipe heredero Kavian Durran se la llevó a su tierra natal, Alinor sabía que no podía luchar contra la voluntad de su ex-marido. ¿Pero era miedo lo que hacía latir su corazón, o anhelo?

LA SEDUCCION


Kavian era inmune a las súplicas de la suave y vulnerable mujer que llevaba por el desierto. Lo único que él sabía era que ningún otro hombre tendría lo que era legítimamente suyo. Ninguna ley podría quitarle la pasión que una vez habían compartido en el lecho conyugal. Y nadie podría amarla como él la había amado...

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