Se suponía que una señorita
como Adora se casaría con una persona de vida respetable y, sin embargo, iba a
dar el sí a Jed Ryder, un motorista que había tenido problemas con la ley en su
juventud. Todo el mundo se preguntaba que locura le había dado.
Ella se justificaba a sí
misma diciendo que se casaba con Jed Ryder para conseguir la custodia de su
hermana. Insistía en que por el bien de la niña estaba a punto de renunciar a
su respetable reputación. Pero, en realidad, eso no tenía nada que ver con el
modo poco respetable en que se sentía cuando Jed la estrechaba entre sus
brazos...