miércoles, 26 de febrero de 2014

Arenas ardiente


Janna Smith, después de salir del orfanatorio, trabaja como mecanógrafa de una déspota, pero famosa escritora. Conoce casualmente al enigmático don Raúl César Bey, quien decide llevársela a su casa en el desierto de Sahara, para rescatarla de las manos de su patrona y para hacerla pasar ante su abuela como Joyosa, la joven que la princesa deseaba como compañera de su nieto.
¡Pero inevitablemente se enamoró perdidamente de don Raúl, más no era correspondida!...
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Infierno de amor

Rosario ansiaba trabajar en la encantadora isla portuguesa, Voces del Mar como institutriz de la jovencita Gisela Ardo y estaba segura que podía hacer un buen trabajo.

 Pero el padre de Gisela, el arro­gante Don Duarte de Monqueiro Ardo, pensaba diferente: Rosario era demasiado joven e inex­perta y por su capacidad, don Duarte hubie­ra esperado una mujer de más edad. Era de esperarse que estas dos fuertes voluntades chocaran y el hecho de que Rosario se sintiera atraída hacia este hombre, no mejoró la situación.

Deseo prohibido

La manera en que Andrea describió al ingeniero Kane Mallory, fue como un hombre duro, implacable y poderoso. No obstante, tenía motivos de sobra para estarle agradecida después de que quedaran atrapados en medio de una revolución en un estado de África. El peligro compartido aumentó la respuesta física incontrolable que Andrea sentía por él. ¿Por qué era que Kane estaba tan decidido a dejar claro que no había futuro para ellos?

Deseo de venganza

Emma había abandonado a su marido ocho años atrás, y al cabo de todo ese tiempo, Richard volvía dispuesto a vengarse de ella. Emma se encontraba en una situación difícil. Su padre había dedicado su vida a levantar la compañía que ella había heredado, y no podía permitir que Richard destruyera su empresa. Así que no tenía otra opción que pagar el precio que le pedía por salvarla de la quiebra. Aunque eso significara volver a vivir con él…
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Amar de Nuevo

Alison Brent llevaba cinco años huyendo del pasado cuando Rod Swift apareció en su vida. A las pocas horas de conocerla, Rod había conseguido tentarla con la vuelta a la civilización y con compartir su cama. Su hija de seis años, Cathy, decidió que el extraño podría ser un padre ideal, pero el primer matrimonio de Alison le había enseñado que no había hombre perfecto, por más que el envoltorio fuese extremadamente atractivo.

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