Desde que
Ryan Talbot había asumido el papel de ángel de la guarda en la vida de Kirrily,
había intentado que viviera su vida bajo las reglas por él impuestas. La
primera era no salir nunca con un hombre que él no aprobara, y la segunda,
encontrar un trabajo respetable y vestir con elegancia y discreción.
Kirrily,
por su parte, se rebelaba contra sus normas y disfrutaba sorprendiéndolo. Hasta
que un día se vio obligada a vivir en su casa y aquella intimidad le hizo abrir
los ojos al cautivador atractivo de Ryan…