Aquél era un
hombre de palabra…
Herido
en cuerpo y alma, Noah Cutter no se creía merecedor de disfrutar de la compañía
de nadie. Fue entonces cuando a su hermano le pasó factura su forma de vida y
Noah se dio cuenta de que el honor le obligaba a hacerse cargo de la esposa de
su hermano… Allí de pie, con el cuello del abrigo levantado y el rifle en la
mano, Noah era el hombre más intimidante que Katherine había visto en su vida. Y,
aunque las falsas promesas de otro hombre ya le habían roto el corazón, no pudo
evitar confiar en aquel desconocido. De hecho, instintivamente supo que debía
aprovechar la oportunidad que Noah le brindaba, por ella misma… y por su futuro
hijo.
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