Sabor de amor
Dante Romano podía
ser irresistiblemente atractivo, pero Carenza Tonielli no estaba dispuesta a
venderle la empresa de helados de su familia. Por desgracia, era el único que
podía ayudarla a salvar el negocio. Y cuando la miraba como si fuera el helado
más apetitoso de la carta, no podía resistirse a mezclar el trabajo con el
placer. Pero incluso en medio del sexo más ardiente y apasionado el frío
empresario italiano era un experto en controlar sus emociones, de modo que
Carenza decidió demostrarle los otros muchos sabores que se estaba perdiendo en
la vida.
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