Después
de doce años de matrimonio, Sally no confiaba demasiado en que su marido, el
doctor Sam Alexander, recordara su treinta y nueve cumpleaños. Sí, ya sabía que
era un médico muy ocupado, ¡pero su vida como ama de casa también era muy
ajetreada! Y no, esa vez no la compensaría haciéndole el amor.
En
la discusión que siguió, Sally lanzó el reto: ¡cambiar sus trabajos! Ella
también tenía su titulación en medicina. Sam recogió el guante... pero, ¿se
habrían distanciado tanto como para no poder salvar su matrimonio?
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