martes, 4 de marzo de 2014

Un frágil corazón

Su relación era tan frágil como los delicados objetos de arte con los que trabajaban

James Elliot conseguía siempre sacarla de sus casillas. Con sucias tretas, le arrebataba todas las piezas de arte que ella quería adquirir para el museo de arte americano de San Francisco.

Era un hombre sin escrúpulos, y Mary Lindsay McDonough decidió tomar medidas al respecto. Le enviaría una carta de protesta, una carta muy fría y profesional. Para desahogarse, hizo un primer borrador extremadamente grosero y lleno de injurias, pero sabía que aquello no podía mandárselo sin comprometer su reputación y la del museo.


Desgraciadamente, por una distracción, envió la carta equivocada...

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