Él era de una belleza sobrecogedora
Stephen de Burgh podía ser guapo como un dios, pero a Brighid L´Estrange le parecía alguien demasiado humano. Caprichoso y engreído, aquel caballero libertino no parecía merecedor de su noble linaje. Y aun así… ¿Por qué entonces sentía en él un gran poder y un bienestar que respondía a los anhelos de su corazón? Escoltar a la testaruda Brighid a través de Gales amenazaba con poner a prueba el genio de Stephen. Jamás se había encontrado con una mujer tan conflictiva y, a la vez, tan excitante como ella, cuyos ojos insinuaban un destino que cambiaría su vida para siempre.
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