¡Ella tendría que prepararlo para el
matrimonio!
La abogada Romy Bridgeport estaba acostumbrada
a las exigencias de sus clientes, pero el millonario Sebastian Fox era un caso
aparte. Lo único que deseaba aquel hombre era un matrimonio feliz e hijos... y
por eso le había pedido a Romy que lo convirtiera en el marido perfecto. ¿Acaso
para tal tarea era necesario tener conocimientos legales? No, pero como se
trataba de un cliente importante, Romy tuvo que aceptar el trabajo. El problema
era que le resultaba imposible pensar en una esposa para él... que no fuera
ella misma.
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