miércoles, 26 de febrero de 2014

Infierno de amor

Rosario ansiaba trabajar en la encantadora isla portuguesa, Voces del Mar como institutriz de la jovencita Gisela Ardo y estaba segura que podía hacer un buen trabajo.

 Pero el padre de Gisela, el arro­gante Don Duarte de Monqueiro Ardo, pensaba diferente: Rosario era demasiado joven e inex­perta y por su capacidad, don Duarte hubie­ra esperado una mujer de más edad. Era de esperarse que estas dos fuertes voluntades chocaran y el hecho de que Rosario se sintiera atraída hacia este hombre, no mejoró la situación.

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