Aquella noche, Michaela
Bellegarde había decidido olvidar. Ese hombre no merecía sus lágrimas. Al fin y
al cabo, había aparecido, la había seducido y luego, la había abandonado. No
tenía sentido empeñarse en recordar…
Pero Guy Matherson
tampoco había olvidado su breve, pero intenso encuentro. Impresionado por su
belleza e inocencia, siempre pensó que estaba en deuda con Michaela… y,
precisamente aquella noche, había decidido ir en su busca.
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