Si había algo que
Serena detestaba eran las citas a ciegas. Había decidido darle la espalda a su
inusual educación y deseaba casarse con el hombre perfecto.
Jake era un
ejecutivo de éxito, un hombre responsable que había trabajado con ahínco para
escapar de sus raíces y vivía de acuerdo a una sola regla: no casarse nunca.
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