-No es un crimen que una
mujer desee a un hombre, en especial cuando es su esposo -le había señalado
Jarvis Cain a Gina.
El de ellos era cualquier
cosa menos un matrimonio normal. Jarvis reconoció que sólo se lo había propuesto
con el fin de obtener lo que él consideraba su legítima herencia. ¿Qué
esperanza le quedaba a Gina? ¿Podría él llegar a amarla, cuando le había
demostrado con toda claridad que otra mujer desempeñaba un papel importante en
su vida?
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