Amaba desesperadamente a su marido, pero...
Deborah Farley había conocido, casi por azar, al profesor Beaufort. Él era el
hermano de la señora Burns, a cuyos niños ella cuidaba. Durante unas maravillosas
vacaciones en Portugal, le pidió que se casara con él. No era un matrimonio por amor,
por supuesto, pero su hija Eleanor necesitaba una madre. Deborah aceptó y todo habría
funcionado perfectamente si no se hubiera enamorado de él. ¿Conseguiría que su
matrimonio fuera un éxito, a pesar de la detestable indiferencia de él?
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