viernes, 2 de agosto de 2013

Corazones sin rumbo

Rob Leicester era tan rico como arro­gante y, al principio, a Caiti le resultó muy duro trabajar para él. Pero la hostilidad se convirtió en atracción y la virginal Caiti se entregó al guapo australiano. No cabía en sí de gozo cuando Rob le propuso que se casaran. Sin embargo, su alegría se trasformó en vergüenza al descubrir que Rob se había casado con ella por convenien­cia. No le quedaba otra opción que abandonarlo y rehacer su vida en otro sitio. Pero Rob no parecía dis­puesto a dejarla marchar...
En cuanto pudo apareció en su vida de nuevo y le pidió que fuera su esposa... pero esta vez de verdad
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